Espera.
Inspira.
Se apaga.
Se enfría.
Suspira
Por su
sinusoidal vida.
Las aguas
templadas
Templaron
el deseo
De
retenerlas,
De
acariciarlas,
De
seguirlas,
Y después,
huyeron.
Espera.
Se
enciende.
Expira.
Aguarda.
Se apaga.
Se
destempla.
Contempla
en el horizonte lejano
La cercanía
del punto de inflexión
Inflexible,
recurrente,
Profundo,
inhumano
Y al fin
ascendente.
Se
enciende.
Ilumina.
Desciende.
Descubre
cómo se evapora
La vida que
la recubre
Y la cubre
de sal.
Se mece.
Se acuesta.
Se
estremece.
Ya no sabe
Si sabe
Lo que sabe
A mar.
Espera
Respira
Se apaga
Se duerme.
Despierta.
Se enciende
Sueña que
navega,
Navega en
sus sueños
Desea lo
que sueña,
Navega en
sus deseos.
Tendida en
la lama
Fría la
eslora
Al calor
del farol
Se evapora.
No busca el
Sol,
Tan solo
añora
El agua que
vendrá
Al
despuntar la aurora.
Espera.
Respira.
Arrecia.
Tirita.
Se apaga
Y tiembla.
La sal
saborea
Mojando su
sonrisa,
Cuando
siente en la brisa,
Que se
acerca la marea.
Se
enciende.
Alumbra.
Las nieves
de Sierra Nevada,
Derretidas
en el río Genil
Le traen,
perfumadas
Con aromas
del Guadalquivir,
Recuerdos
de la Alhambra,
La dulzura
de Andalucía
Y la música
de una Guitarra,
En la que
Paco de Lucía
La
deslumbra
Entre dos
aguas.
Abraza el
momento
Siente el
miedo
Y besa
temblorosa
las aguas
contra el viento
No
tiembles,
No tirites,
No, no
temas,
Que no eres
más
Que la
carena
De un
buque-faro
Fondeado en
Cardiff
Esperando
anclado
A que
regrese la marea.
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